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10 de septiembre de 2009

¿Dónde estás mamá?

Acabo de leer la entrevista que hace PuntoMujer de El Mercurio (10 de septiembre de 2009) a Marta Montaldo, autora del libro "¿Dónde estás mamá?", Editorial Catalonia, Santiago, 2009 (Feria Chilena del Libro, $8.500). La autora, educadora de párvulos con más de 30 años de experiencia, ofrece sus reflexiones y levanta la voz sobre cómo están nuestros niños mientras nosotras trabajamos. La autora se ha convencido de que el mejor trabajo de una mamá es estar con sus niños, especialmente en los primeros años; es decir, justo cuando somos jóvenes y queremos prosperar en nuestras profesiones. Montaldo nos recuerda que la profesión más importante de una mujer es ser mamá; y que en esto nadie la puede reemplazar: ni el marido (salvo que tenga muy desarrollado su lado femenino), ni la nana, ni las baby sitters. No se trata sólo de "estar" en la casa, enfrascadas en el computador; sino de dedicarse a los niños. El libro nos puede ayudar a darnos cuenta que el triunfo más grande de una mujer es la felicidad de sus hijos; algo que exige dedicación, desvelos, cuidados y cariño desde la cuna. Algo que también los maridos deben comprender. Conste que nuestra idea de mujer es la de una madre contemporánea, profesional; pero no la de una madre "trabajólica", sino dedicada a sus niños cuando éstos la necesitan. Admitamos que esto nos exige renunciar por algunos años a la "competencia" con los hombres; que nos produce una desventaja profesional.
Admitamos que también esto nos exige como sociedad. El Estado debe ayudar a las que se ven obligadas a salir de la casa para ganarse la vida y sostener a la familia. Qué duda cabe que el Estado debe subsidiar estos hogares, para que las madres puedan "estar" donde nadie las puede sustituir. Son las futuras generaciones de chilenos las que están comprometidas.
¡Felicitaciones Marta Montaldo!

2 comentarios:

Ma. José Calvimontes dijo...

Me encantó este artículo (y el publicado sobre el mismo tema el sábado pasado en la revista Mujer), porque dice todo lo que pienso y vivo y debo argumentar muy seguido... (me dio ganas de enmarcarlo, jaja)... me ven como "bicho raro" por no llevar a mis niñas a la sala cuna y al jardín, por haber renunciado a un trabajo estable y trabajar desde la casa... O sea, igual me dicen que "es admirable", "quién como yo"... pero lo cierto es que muchísimas mujeres de mi generación podrían dejar de trabajar o hacerlo desde su casa, pero prefieren lo que se supone "se lleva"... Y vemos cómo son los niños hoy... se nota que han crecido entre el jardín y el cuidado de la nana... Y al final hijos y madres viven llenos de pastillas para superar ese estrés y desapego ocasionado por la propia dinámica familiar mal entendida... Así que es genial que de todo eso hable una especialista, testigo por años de esa realidad, con estudios... ojalá en verdad "revolucione"... seguro que sí. En mi caso, muy de a poco, tengo ¡cinco! amigas ya que o han dejado de trabajar en oficina fuera de la casa, con horario, o que lo harán cuando tengan guagua, sin descuidar sus intereses profesionales, pero priorizando lo que es más importante... así que ojalá el libro dé mucho que hablar.

Trinidad dijo...

Es curioso... Todo lo que se plantea en el artículo refleja fielmente lo que he reflexionado durante los últimos meses. Siempre dije que cuando Dios me regalara un hijo, dejaría de trabajar por dos años, mínimo... pero cuando tuve que vivirlo, fue distinto el escenario. Soy una madre y profesional de 31 años que por diversos motivos (y a regañadientes) tomó la decisión de dejar su trabajo y dedicarse a ser madre a tiempo completo. Es difícil salirse de la corriente, o nadar en contra de ella, hay que ser fuerte para lograrlo, estoy segura que no es señal de debilidad. De todo corazón, siento que es este tiempo es el regalo más preciado de la vida. Y por hoy, feliz de haber tomado este camino, ya llegará a mi mente la forma de seguir actualizando conocimientos y aportando en mi quehacer profesional... en su momento. Y estoy segura que, a futuro, estaré más satisfecha de mis acciones.
El fin de semana salgo a buscar el libro...
¡Animo mujeres-madres!